Quiero hablaros de una idea que está promoviendo Mario Conde para romper con el principio de qué sólo los políticos pueden debatir sobre los asuntos públicos y de como conseguir que la sociedad civil participe de una forma más activa. Se trata de una fundación llamada FUNDACIÓN CIVIL que nace como culminación del proposito inicial de su blog y de su foro.
Tiene muy buena pinta la idea. Yo ya he participado con mi opinión, aquí os la dejo junto con el enlace a la página de la Fundación.
Buenos días:
Tengo un amigo que define estas acciones nobles y desinteresadas, normalmente de escaso resultado y por supuesto poco rentables como “QUIJOTADAS”. Vuestra idea de la Fundación Civil me parece una noble y gran quijotada. Me alegra conocer y saber de personas que quieren romper con ciertos principios de los políticos muy envaradas, arcaicas, con aspecto fangoso y olor a podredumbre.
Siempre he buscado que mi trocito de sociedad, en la que vivo, se implique y despierte del letargo profundo en el que vive. Difícil, sí difícil, hay un sueño muy profundo producido por un narcótico llamado miedo y no quiero problemas. Hay una crisis de valores muy grande; día a día lo veo en mis reuniones vecinales como presidente de mi comunidad, en mi trabajo como profesor de Instituto, en la calle como miembro activo de esta sociedad y en muchos sitios más.
Es una pena, pero nuestro sistema, nuestros políticos, nuestros agentes sociales, han dejado de ser creíbles y no necesitamos de sabios partidistas que nos iluminen, no creemos en sus leyes justas e interesadas, no creemos en su sistema que constantemente busca perpetuarse a sí mismo.
En un principio busqué políticos creíbles y que renunciasen a los privilegios que ellos mismos se otorgaron. Busqué líderes políticos que hiciesen la revolución desde dentro, aunque ello signifique quemarse en el intento, pero hay demasiado intereses y deudas con sus aparatos y con el sistema.
Busqué valientes por todos los rincones para crear las condiciones para aportar bienestar a los demás, para poder trabajar y convivir en armonía, sin ser utilizados, ninguneados y avasallados.
Busqué personas que reivindicaran de una forma, sincera, real, honesta y valiente una sociedad libre y con valores, que aportasen justicia, integridad, esperanza, responsabilidad e igualdad a nuestro alrededor.
Busqué personas que tuviesen el sueño de terminar con los privilegios de ciertos agentes y representantes que gestionan el poder en instituciones públicas y por supuesto de sus recolocados, amigos y compromisos puestos a dedo y con el riesgo de ser declarados funcionarios sin ningún tipo de oposición.
Busqué personas que estuviesen dispuestas a trabajar duro para lograrlo, que no se asustasen ante nuevos retos, que se comprometiesen en serio al riesgo de jugarse el pellejo porque se cumpla el principio constitucional de igualdad en la pensión de jubilación para todos los ciudadanos, sin ningún tipo de abuso ni privilegio.
Busqué personas con ganas de reducir la deuda de las Administraciones autonómicas y de suprimir aquellos gastos innecesarios y que no sean absolutamente imprescindibles; aunque supongan un coste político, un perjuicio propio en sus intereses personales o en su estatus socio-económico.
Busqué personas que se dejasen enseñar, que enseñen, que escuchen al resto de trabajadores españoles, que respondan de una forma real a la política de austeridad y que fuesen los primeros en dar ejemplo renunciando o legislando para perder todo trato de favor personal o interesado.
Busqué personas de confianza, sinceras, honestas, que supiesen cual era su prioridad en la vida, con ganas de trabajar más por menos dinero y menos favoritismos.
Busqué personas con un papel más activo, con modos de pensar y de comportarse más justa y más sincera.
Busqué, busqué y busqué pero solo encontré “sanchos panzudos” agradecidos, trepas consentidos, recolocados silenciosos, líderes corruptos, y sobre todo mucho miedo, mucho silencio, mucho pasivo y mucho no quiero problemas.
Mi querido y apreciado Mario, mis queridos amigos de la fundación, soy un humilde profesor de 43 años, que día tras día intenta poner las bases para producir el cambio en esta sociedad. Creo que hay muchas cosas en juego, nuestra historia, nuestra vida, nuestras esperanzas, nuestro trabajo y sobre todo, el futuro de nuestros pequeños.
Siempre he creído que los grandes cambios han de venir de nuestro interior, desde cada uno de nosotros, desde lo más cercano a nosotros, desde uno mismo y desde lo cercano a uno mismo: la familia, los amigos, los vecinos, la calle, el trabajo etc.
Siempre he sido muy idealista y en muchas ocasiones me he sentido, bueno, me siento muy identificado con Alonso de Quijano y su servicio a causas perdidas. Todos cabalgamos con nuestro Rocinante detrás de algún sueño, estos sueños son el motor de vida y nuestras ilusiones para vivir y seguir andando.
Siempre he buscado que mi trocito de sociedad, en la que vivo, se implique y despierte del letargo profundo en el que vive. Difícil, sí difícil, hay un sueño muy profundo producido por un narcótico llamado miedo y no quiero problemas. Hay una crisis de valores muy grande; día a día lo veo en mis reuniones vecinales como presidente de mi comunidad, en mi trabajo como profesor de Instituto, en la calle como miembro activo de esta sociedad y en muchos sitios más.
Es una pena, pero nuestro sistema, nuestros políticos, nuestros agentes sociales, han dejado de ser creíbles y no necesitamos de sabios partidistas que nos iluminen, no creemos en sus leyes justas e interesadas, no creemos en su sistema que constantemente busca perpetuarse a sí mismo.
En un principio busqué políticos creíbles y que renunciasen a los privilegios que ellos mismos se otorgaron. Busqué líderes políticos que hiciesen la revolución desde dentro, aunque ello signifique quemarse en el intento, pero hay demasiado intereses y deudas con sus aparatos y con el sistema.
Busqué valientes por todos los rincones para crear las condiciones para aportar bienestar a los demás, para poder trabajar y convivir en armonía, sin ser utilizados, ninguneados y avasallados.
Busqué personas que reivindicaran de una forma, sincera, real, honesta y valiente una sociedad libre y con valores, que aportasen justicia, integridad, esperanza, responsabilidad e igualdad a nuestro alrededor.
Busqué personas que tuviesen el sueño de terminar con los privilegios de ciertos agentes y representantes que gestionan el poder en instituciones públicas y por supuesto de sus recolocados, amigos y compromisos puestos a dedo y con el riesgo de ser declarados funcionarios sin ningún tipo de oposición.
Busqué personas que estuviesen dispuestas a trabajar duro para lograrlo, que no se asustasen ante nuevos retos, que se comprometiesen en serio al riesgo de jugarse el pellejo porque se cumpla el principio constitucional de igualdad en la pensión de jubilación para todos los ciudadanos, sin ningún tipo de abuso ni privilegio.
Busqué personas con ganas de reducir la deuda de las Administraciones autonómicas y de suprimir aquellos gastos innecesarios y que no sean absolutamente imprescindibles; aunque supongan un coste político, un perjuicio propio en sus intereses personales o en su estatus socio-económico.
Busqué personas que se dejasen enseñar, que enseñen, que escuchen al resto de trabajadores españoles, que respondan de una forma real a la política de austeridad y que fuesen los primeros en dar ejemplo renunciando o legislando para perder todo trato de favor personal o interesado.
Busqué personas de confianza, sinceras, honestas, que supiesen cual era su prioridad en la vida, con ganas de trabajar más por menos dinero y menos favoritismos.
Busqué personas con un papel más activo, con modos de pensar y de comportarse más justa y más sincera.
Busqué, busqué y busqué pero solo encontré “sanchos panzudos” agradecidos, trepas consentidos, recolocados silenciosos, líderes corruptos, y sobre todo mucho miedo, mucho silencio, mucho pasivo y mucho no quiero problemas.
Mi querido y apreciado Mario, mis queridos amigos de la fundación, soy un humilde profesor de 43 años, que día tras día intenta poner las bases para producir el cambio en esta sociedad. Creo que hay muchas cosas en juego, nuestra historia, nuestra vida, nuestras esperanzas, nuestro trabajo y sobre todo, el futuro de nuestros pequeños.
Tenemos que aportar nuestro granito de arena con valentía y sin miedo a decir la verdad. Tenemos que dejar el silencio y hablar, tenemos que despertar de este largo sueño.
Y por supuesto contad conmigo para lo que queráis en vuestro sueño llamado Fundación civil.
Si quieres apoyar esta iniciativa de terminar con los privilegios de los políticos apoya la petición en:
http://actuable.es/peticiones/quiero-acabar-con-privilegios-los-politicos
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http://actuable.es/peticiones/quiero-acabar-con-privilegios-los-politicos
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