jueves, 10 de septiembre de 2009

Las cuatro ranas y su viaje por el río

Iban cuatro ranas encima de un tronco que viajaba por el río, las cuatro pensativas, comenzaron una conversación profunda, la primera dijo, “nos movemos porque el tronco se mueve”. La segunda replicó “no es el tronco el que se mueve sino la corriente del río la que hace que nos desplacemos”. La tercera rana puntualizó “no es ni el tronco ni el río sino nuestras mentes las que nos presenta la sensación de movimiento”. Las tres ranas entraron en una discusión cada vez más acentuada defendiendo cada una de su postura. La cuarta rana en un momento de sosiego intervino “todas tenéis razón, nos movemos porque el tronco se desplaza en la corriente del río y nuestro cerebro interpreta correctamente esas sensaciones, no hay porqué discutir”. Las otras tres ranas se miraron asombradas y en un momento vertiginoso expulsaron a la cuarta rana continuando con su discusión.

Lo que cada uno llama realidad o verdad no es más que nuestro punto de vista, es decir un reflejo de uno mismo, solo si filtramos nuestras creencias, expectativas, miedos, deseos, temores veremos la realidad tal cual es; para ello tenemos que hacerlo desde una visión global, teniendo en cuenta los otros puntos de vista, no siendo impositivos,altaneros, despotas o intransigentes con las otras realidades.

En este viaje aprendí que no debemos cerrarnos en nuestra idea y forma de ver las cosas, hay otra realidad tan válida como la nuestra, tan fruto de la reflexión y del buén criterio como el nuestro. Para viajar hay que dejar la arrogancia, la pedantería, la vanidad y el exceso de orgullo fuera de nuestra mochila; son lastres demasiado incómodos para hacer cumbre o para descender por el río de la vida, en el que en muchas ocasiones hay que nadar contra corriente. A la hora de hacer la maleta para cualquiera de los muchos viajes que hacemos en la vida, sería importante no olvidar meter humildad, transigencia, tolerancia y comprensión.

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