miércoles, 26 de enero de 2011

NO HA FUNCIONADO.

Es más que evidente que el modelo de autocontrol de los contenidos audiovisuales no ha funcionado. La indiferencia por hacer cumplir el código establecido en la ley  General de comunicación audiovisual del 7/2.010 del 31 de Marzo es palpable y demostrable.

Los estudios realizados hablan de un incumplimiento de más de 6 veces al día en horario infantil. Esto indica una elevada vulneración de los principios básicos  de nuestros menores y un elevado número de contenidos perjudiciales para la información.
Estos niveles de incumplimiento no se reflejan en sus correspondientes denuncias frente al Ministerio de Industria ni por supuesto se traducen en el número de incumplimientos aceptados por este.

La autorregulación no ha funcionado, entonces busquemos otra fórmula de intervención para controlar las  demasiadas cosas poco racionales que se hacen en televisión y en especial busquemos nuevos mecanismos para atender y cuidar el desarrollo físico, mental  y moral de los menores.  Tal vez hayan estado, o están muy desamparados, dejados y  desatendidos por los disntintos canales televisivos.

Habrá que  dejarse de eufemismos, de espacios protegidos y superprotegidos y hacer del horario infantil  eso, un espacio infantil, una escuela alternativa que distraiga, entretenga y a la vez eduque y por supuesto, habrá que  exigir de una forma real su cumplimiento y un código profesional dejando atrás escusas como que sois entes privados o que no sois personajes de carácter público o que no sois educadores o que no tenéis hijos o que los padres son los verdaderos responsables de la tele que ven sus hijos.
La idea del gobierno  se ha inspirado en el Consejo General de lo Audiovisual francés y estará adscrito al ministerio de la Presidencia. El Gobierno  optará  por un consejo supuestamente independiente que regulará estos contenidos y que ejecutará las sanciones correspondientes.

La idea me parece buena, pues ante el estrepitoso fracaso de la autorregulación algo hay que hacer. Mi miedo es la posible politización de este consejo, ¿Quién lo nombra?¿Quien lo forma?.Todo parece un pulso político por el control audiovisual y claro este asunto no puede quedar solo en manos de nuestro políticos, podría ser utilizado como una comisión censuradora que por supuesto tire a sus intereses personales, ideológicos y políticos.

La sociedad civil hemos de pedir protagonismo en este consejo, en su formación, en su creación, en su nombramiento, en el proceso sancionador y evaluador.

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