domingo, 9 de enero de 2011

¿SOMOS LIBRES PARA ENSEÑAR LO QUE QUEREMOS?

Si trabajásemos  en Finlandia tal vez  podríamos decidir qué enseñar, cómo  enseñar, a quién y a qué ritmo enseñar.  Allí  tienen tanta libertad como preparación, aquí lo pongo en duda. Nos contratan para enseñar un curriculum del estado, con una ley establecida por nuestros políticos y con unos reales decretos para asegurar su correcta aplicación. ¿Dónde está esa libertad para diseñar, reformar y decidir?. En algunos países si son los pedagogos y los maestros los que tienen ese poder, en España lo tienen los políticos.
Y para muestra y por increíble que parezca, miles de jóvenes españoles están siendo adoctrinados en el marxismo a través de Educación para la Ciudadanía. Los manuales ensalzan la figura del Estado y el ánimo "revolucionario" de los sindicatos, mientras el empresario es tildado de "sanguijuela".
Los manuales de la asignatura Educación para la Ciudadanía, autorizados previo filtro del Ministerio de Cultura, cargan de una forma insólita contra la figura del empresario al tiempo que ensalzan el papel de los sindicatos y la función paternalista del Estado del Bienestar y, como resultado, a la propia clase política.
Otro ejemplo, tengo varios:
¿Qué pasa si usted quiere enseñar Biología, pero no cree en la teoría de la evolución?
 ¿Qué pasa si usted quiere enseñar Geología, pero no cree en la teoría del Big-bang o en la deriva continental?. Te imaginas a Nicolás Copérnico atado al curriculum y explicando la teoría geocéntrica. O a Darwin explicando teorías fijistas al enseñar el origen de la vida.
¿Y enseñar Historia?. Anda que no hay versiones de los acontecimientos.

¿Dónde queda la libertad de cátedra, dónde queda la esencia de la educación?. Yo estoy contratado por el estado para enseñar lo que quieren y como lo quieren. Me imponen un método y  unos contenidos, que evidentemente están supeditados a criterios ideológicos y políticos y por supuesto religiosos.
Y pobre de ti como te salgas del caminito y del temario marcado o modifiques un ápice tus enseñanzas o incluso como apliques otro método. Tus propios compañeros, tu jefe de departamento, tu coordinador, tu jefe de estudios, tu director o directora, tu inspector o tu delegado o delegada te recordará el sendero a seguir y te recordarán quien paga tu nomina.

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