jueves, 5 de enero de 2012

UTOPÍAS

Utopías es un proyecto que nace para ayudar a la infancia desprotegida. Hoy, con motivo de mi carta a los Reyes Magos, me pedían colaboración a través de un artículo de opinión sobre educación, sobre mi utopia.
Me parece muy bonita la idea. Os agradezco que me deis la posibilidad de participar en ella y colaborar con alguna de esas ONG que tanto ayudan a la infancia. Llevo un tiempo reclamando a la sociedad que la educación es cosa de todos. Necesito que esta sociedad estudie y proponga modos concretos de colaboración educativa para los distintos estamentos sociales: empresarios, políticos, medios de comunicación, famosos, etc. Por esto y por ayudaros en vuestro maravilloso proyecto os cedo esto para que lo utilicéis como queráis.


MI SUEÑO

Todos tenemos sueños, ilusiones, proyectos, ideas, planes; en realidad creo que es el motor del porqué hacemos las cosas, muchas veces es la razón que nos levanta cada mañana. Algunos llegan a cumplirlos, otros los dejan de lado y otros los perseguimos constante e insistentemente pero en muchas ocasiones no sabemos ni podemos llegar a ellos; es muy difícil, a veces falta fuerza, a veces no es el momento, a veces caen en el olvido, a veces son inalcanzables, irrealizables. Son quimeras imposibles. Utopías.
Creo que los sueños son como una escalera, para subir al final hay que ir peldaño a peldaño; pasito a pasito.
Insistencia, perseverancia y constancia son fundamentales para conseguir nuestras metas y nuestros pequeños resultados; pues es una carrera de fondo y no de velocidad. La vida me ha enseñado y sigue enseñándome que hay que luchar y hay que perseguir lo que queremos con mucha convicción para que el sueño sea tuyo, para que esa utopía se pueda realizar.

Hoy, para vosotros, para este proyecto tan bonito, quiero acercaros “mi imposible”, mi utopía: transformar la educación en aras de una sociedad más humana, más justa, más creativa, más sensible y más feliz.
Mirad; la mayoría de dirigentes políticos de nuestro país llevan años intentado reformar la educación. Desde mi punto de vista, todos cometen el mismo error y enfocan las cosas desde el punto de vista equivocado.
Desde el mismo momento que recogen sus credenciales de responsables políticos, su única obsesión es querer mejorar el futuro de la educación, reformando lo que se hizo en el pasado. Y no escatiman en esfuerzos, ni en recursos. Desde mi punto de vista, hacen mal las cosas. Para mejorar la educación  no hay que reformar el modelo anterior, hay que transformarlo; y esto es harina de otro costal.

Necesitamos un sistema educativo con nuevas formas de enseñar y de aprender. La educación tiene que cambiar. Tenemos que crear un nuevo modelo de educación que se adapte a las nuevas realidades que vivimos, a esta nueva sociedad que tanto ha cambiado. Necesitamos una escuela más creativa, innovadora, independiente y formadora de  futuros adultos capaces de resolver problemas, vivir en la incertidumbre y hacer frente a la sociedad actual y a los cambios de modelos que se les vienen encima. El modelo tradicional genera mediocridad. Es hora de romper con ese modelo de enseñanza, tan uniforme y poco creativo en el que nos educamos.

Para mí la Escuela  tiene que ser ante todo un mercado de experiencias,  en el que expandir horizontes sea nuestra meta; aprender, leer, conocer, debatir ideas, sentir, reflexionar, dudar; en suma, cultivar la mente y potenciar la curiosidad ha de nuestra tendencia en educación.  Hay que buscar un sistema educativo coherente, consistente y cohesionado. Para ello, partamos de la verdad y de la verdadera realidad de nuestra enseñanza y empecemos por conocer y hacer frente a los problemas reales provocados por instituciones muy envaradas, por sistemas de organización un poco arcaicos, por modelos educativos un tanto cuestionables, por incoherencias de los gestores, de padres y profesores en torno al arte de educar. Creo que ya está bien de tanta contradicción y de tanta incongruencia; “los niños, decía León Tolstoi, son mucho más sagaces que los adultos, y no sólo ven los defectos de sus adultos, sino también el peor de sus defectos: la hipocresía de ellos. La falsedad de los adultos en la educación de los hijos es el fenómeno más corriente y los niños la notan al instante, se alejan y se corrompen. La verdad tiene que ser la condición primordial del empeño educativo”.

Para mí  la educación es algo global, casa, calle, escuela, tiene en este momento muchas cosas que enseñar, pero desafortunadamente una gran parte de lo que estamos aprendiendo y enseñando es irrelevante en cuanto a contenido, otra parte es negativa y otra no llega.

Es hora de transformar la copia y la memorización por la imaginación y la motivación.  Es hora de dejar atrás esta educación que no tiene en cuenta la individualidad ni el talento, así como las necesidades, capacidades, intereses y habilidades específicas de sus alumnos.
Es necesario cambiar los paradigmas en la Educación, es necesario romper con el sistema reduccionista y de estandarización. Es prioritario terminar con el fracaso y el abandono escolar tan prematuro; para ello, es fundamental buscar una educación dinámica, ilusionante, creativa, que emocione, que dé confianza, que motive, que entusiasme.

Los problemas de la educación no solo se solucionaran con austeridad y racionalización. Además de eso, hay que enfrentarse a la causa del problema y a esos grandes paradigmas que han protagonizado, a lo largo de la historia, nuestro modelo educativo y el de casi todos los sistemas educativos públicos de todo el mundo. Tal vez para ello, para solucionarlo, deberían dar más poder a todos esos profesores creativos, entusiastas y dinámicos que día tras día, con mucho esfuerzo y trabajo, estimulan la imaginación y la motivación de sus alumnos.
El futuro de la educación pasa por retirar a esos líderes educativos que inundan nuestros colegios e institutos con un modelo de dirección exclusivamente administrativo,  saturado de burocracia, muy mediocre, estático y profundamente reduccionista. No existe un modelo de liderazgo educativo, de gestor activo de ideas educativas, de animador de proyectos, de  ideólogo de propuestas. La educación necesita de dirigentes diferentes a los que hemos tenido hasta ahora. Que ilusionen, que creen, que motiven, que apasionen con proyectos verdaderamente educativos.
La clase de educación que necesitamos en el siglo XXI  es muy distinta a la que tenemos, por eso es necesario transformarla. Es necesario responsabilizarse y comprometerse con los valores éticos, con la cultura del esfuerzo, con lo afectivo, con el respeto ante la dignidad humana, con la indignación ante lo injusto y con la compasión ante el dolor ajeno. Es hora de comprometernos con la educación de nuestros jóvenes, con su educación social, afectiva, emocional, vital. La clave está ahí, en la educación. De ella dependerá cada vez más el progreso social, económico, ético y humanista de la sociedad.
La "EDUCACIÓN"  nos tiene que  permitir cambiar todo esto modelo de vida tan desvalorizado, injusto y deshumanizado que nos rodea; pero claro, hace falta valentía, sinceridad, esfuerzo y sobre todo mucho trabajo y dedicación.

Los sueños, las utopías, en muchas ocasiones están delante de nosotros, en nuestra punta de la nariz y pueden y tienen que hacerse realidad. Ánimo y a por ellos.

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