
Hoy, muchos centros educativos tienen que hacer magia con su economía para hacer frente a las situaciones límites con las que día a día conviven; debido a que los ingresos para gastos de funcionamiento son muy escasos y los impagos, a empresas suministradoras, muy abundantes.
Unos colegios acortan las horas de funcionamiento de la calefacción. Otros hacen llamadas perdidas a los padres para que se pongan en contacto con ellos. Mientras tanto las empresas suministradoras dejan de suministrar luz, teléfono, gasóleo. Incluso algunas cuentas corrientes han sido bloqueadas y han recibido avisos de corte de suministros por impagos.
El arreglo y mantenimiento de los ordenadores entregados a los alumnos y a los profesores corren por su cuenta. Es el profesor o padre quien lo repara o paga su reparación, pues como podréis entender, en estas condiciones es difícil que los centros puedan hacerse cargo de este mantenimiento. En fin.

Y con respecto a las bajas sin cubrir y los efectos que sobre el alumnado, está provocando su tardia sustitución del profesor enfermo. ¿Quien y cómo se atiende a estos alumnos durante tanto tiempo?
¿Dónde están los directores de los centros educativos? ¿Por qué no manifiestan su desacuerdo y denuncian conjuntamente lo que está sucediendo? De risa o de pena. Depende.
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