martes, 10 de julio de 2012

VENGA CONTINUA

Yo también quiero vivir en una sociedad más libre de la que vivimos. Yo también dedico una parte de mi vida a conseguirlo o al menos a intentarlo. Yo también sueño con ello y dedico mi tiempo a la poesía, intentando combatir con ella, la cruda y frustrante realidad.

No es fácil. Insistir, persistir, resistir y nunca desistir, esa es mi máxima. En ocasiones, posiblemente seré pesado en hablar de “más de lo mismo”, pero tengo claro, por experiencia directa y vivida, que tras toda insistencia algo queda.

Creo que somos demasiado obedientes. En ocasiones esta obediencia a un superior la anteponemos a nuestra conciencia y a nuestra moral. A veces, incluso, esta obediencia ciega nos permite desprendernos  de la responsabilidad de nuestros actos. ¡Cómo si no fuéramos responsables de esos actos por ejecutar una obediencia del superior! Echamos la culpa al otro y nos eximimos de nuestra responsabilidad. ¿Cuántos actos atroces hay en la historia de la humanidad porque estaban cumpliendo órdenes? ¿Qué puede llevar a hacer el lado oscuro de la naturaleza humana  libres de culpa y eximida de responsabilidad? 

Tal vez algunos directores de centros educativos deban cuestionarse su obediencia plena al sistema; y digo algunos, porque en cuanto generalizas, estás cometiendo injusticia con los que han decidido desobedecer o dimitir en su caso, para evitar esta dominación o sumisión. ¿Por qué obedecen estos directores  ciegamente? ¿Por qué echan la culpa al otro? ¿Por qué eximen sus responsabilidades éticas, morales e ideológicas? ¿Por que cumplen ordenes? ¿Por  qué aceptan su sumisión y aplican sus órdenes? La libertad-compañeros directores- significa responsabilidad y valentía; por eso la tenemos tanto miedo...

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