Este año no hay “canción del verano”, se ha cambiado por “el tema-conversación del verano”. ¿Y saben cuál es la estrella? La economía o la política, ahí anda la cosa. Cuando menos te quieres dar cuenta, ahí está tu cuñada convertida en la mismísima Ángela Merkel, vaticinando un corralito para España, a tu vecina transformada en Christine Lagarde, presagiando una intervención económica inminente o a tu cartero transmutado en Ben Bernanke, adivinando una subida brutal de la prima de riesgo o hablando de los fondos de estabilidad para nuestro país. ¿Sabrá lo que es la prima de riego y en qué consisten esos fondos?Y mira que estamos en verano de olimpiadas, que podría ser una oportunidad de oro para “tema conversación del verano”. Deberíamos aprender a no hablar de lo que no sabemos y más de la forma tan ostentosa y fanfarrona, en la que lo hacemos. No quiero decir con esto que no hablemos de política, de estado o de macroeconomía o que estos temas sean solo exclusividad de nuestros dirigentes o de expertos.
No, no digo eso. Me refiero a cuando el asunto se convierte en mono tema y monopoliza todas las tertulias y conversaciones con afán catastrofista y con carácter agorero, adivinatorio y profetizante. Es ahí cuando el asunto toma unos derroteros cansinos. Más aún cuando todo se queda en la palabra y no pasa a la acción.
Otra de las cosas que vengo viendo este verano, es como...
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