miércoles, 23 de enero de 2013

AÚLLA

ARTÍCULO 203
Puede pareceros raro o incluso obvio, pero hoy quiero comenzar mi reflexión, haciéndoos una pregunta ¿Por qué creéis que aúllan los lobos?

Desde hace un tiempo, el lobo forma parte de mi vida, convivo entre aullidos y también entre silencios. Aulladeros se llaman estos lugares, en los que aúllan. Lo hacen al amanecer, al atardecer o en plena noche. Lo hacen machos, hembras, alfa, beta u omega, jóvenes y viejos. Lo hacen por  identificar, por advertir, por anunciar, por emocionar, por mostrar, por avisar, por explorar, por llamar, por ocupar, por comunicar…
De la misma forma que hay lobos que aúllan siempre, hay también lobos que no aúllan nunca, que callan, que son silenciosos, invisibles. A estas manadas, a estos lobos se les llama “fantasmas”; se trata de un mecanismo de defensa para pasar desapercibidos, para no hacerse notar: supervivencia.

Los lobos, al igual que nosotros, son animales muy sociables, con una estructura social organizada y jerarquizada. Hay machos alfa,  beta y con el menor ranking social: los omega. A los lobos ancianos y sin dientes les acompaña un lobo joven, el lobo escudero; este caza para él y le mastica la comida. Vive por y para él. Da fuerza a la manada, energía, decisión y también protección. La sociedad del lobo es sofisticada y admirable.

La sociedad española esta desestructurada y cuando una manada se rompe, el individuo se vuelve solitario, egoísta e interesado. Deja de trabajar para la comunidad y lo hace para su bien propio. Y eso puede resultar peligroso.

Algunos de los machos alfas que quedan, son los supervivientes de una masacre continua a lo largo de la historia de España. El sistema los desechó, eran peligrosos para sus intereses. Merecen protección total, ser escuchados, admiración  y ser especie protegida. Muchos quieren un lobo etiquetado, arrinconado,  con una imagen de  sangriento  y yo lo quiero admirado y aceptado, protegido y aliado.

 Y no solo defiendo la figura de un líder o de una especie; defiendo una manera de ser, de pensar, de vivir; defiendo un sistema más justo, más libre,  un medio natural con otro aroma, otra forma de hacer política, otra democracia.

La guerra por proteger al lobo, a sus defensores, va a ser larga, además no es nueva por desgracia. Solo pido que estemos todos-los que sí y los que no- a la altura de las circunstancias.

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