domingo, 28 de febrero de 2010

Cuidado con papá.Pobre mamá.

Me parece curioso como todo un país y su conciencia social tiende a pensar que los hijos están mejor con la madre. Me parece increíble que todo un país crea que un padre no quiere estar con su hija, así porque sí. Me parece increíble que una madre pueda decir públicamente: “Ahora sí que no vas a ver a tú hija” y permanezca impune ante la Justicia.
Para la estabilidad y formación del hijo, la figura del padre es fundamental. La paradoja se produce cuando la entrega de los hijos a la madre potencia más su aura hasta anular la del padre, que se convierte en un desconocido. Si encima la madre, (por causas y razones muchas veces infundadas) intenta mediante distintas estrategias, transformar la conciencia de su hijo con objeto de impedir, obstaculizar o destruir sus vínculos con el padre la contradicción y el caos para el menor está asegurado. Este trato cruel y desigual no se recompone con el régimen de visitas, donde el padre es un señor que aparece para dar una vuelta o charlar, perdiendo toda vinculación natural con el hijo. Si la ley previera un régimen igualitario, custodia compartida, el problema estaba solucionado de raíz, puesto que para los hijos no habría vencedores, ni vendidos, ni conflictos de lealtades.
Es evidente lo injusto del actual sistema de guardia y custodia de un niño de padres divorciados, bloqueado por la custodia materna y supeditada a la buena fe de la madre: hoy quiero dejarte a “mi “hija, te la dejo; hoy estoy enfadado contigo, no te la dejo. ¿Dónde queda el Convenio regulador y las estipulaciones del régimen de visitas?¿Dónde queda el Juez?¿Dónde queda la Fiscalía de Menores?¿Dónde queda el menor?. Pues todo al criterio de la madre, al punto de vista de la madre, a la realidad y verdad de la madre y esa verdad es divina es sobrenatural es intocable, incuestionable e inexorable.
Pues no, lo que cada uno llama realidad o verdad no es más que nuestro punto de vista, Con los años he aprendido que de un mismo suceso o hecho puede haber distintas versiones y no tiene por qué haber una verdad absoluta; he aprendido que cada uno tiene una visión particular de un acontecimiento, de una situación, de una conducta, de una actitud. Cada uno tiene su especial punto de vista u opinión basado en sus vivencias, en sus intereses, en sus sensaciones, en sus preocupaciones, pensamientos, conocimientos, inquietudes. He aprendido que las cosas hay que mirarlas bajo muchos prismas. Muchas de las decisiones de las madres son impositivas, altaneras, déspotas e intransigentes; ellas deciden si tú eres buen padre o no, y en base a eso te dejo a “mi” hija o no. Y pobre de ti como cuestiones tú a la madre, la conciencia social te devora: pobre madre, con lo que sufre cada día en sacar “palante” a esa pobre niña. ¿Y le han preguntado al padre por qué no quiere estar con su hija?¿Y le han escuchado?¿Y han intentado entenderle?. Quizá se sienta y le hayan hecho sentirse un desconoció para su hija, un presunto agresor, seguramente sin motivo alguno, bueno si, conseguir pensiones más altas, guardias y custodia, un piso o cualquier otro bien material, o simplemente venganza y despecho.
Como hombre, siento verdadera vergüenza ante la actitud de muchos hombres que maltratan a sus mujeres, pero también siento repulsa a aquellas mujeres que acusan y denuncian falsamente a sus maridos de malos tratos, de malos padres; muchas veces aconsejadas por letradas “buenas samaritanas” con el fin de conseguir algún beneficio para su clienta. Es más, les aconsejan visitar a un psicólogo y estar unos meses bajo terapia, a escondidas de ellos, para en el momento de pedir la separación tener el arma perfecta. Hecha la ley, hecha la trampa.
Me alegra ver como Fiscalía de Menores vela por el menor, espero que sean valientes y hagan ver a esas madres que no tienen poder absoluto sobre sus hijos, que no pueden estar por encima de las leyes y de un convenio regulador que intenta eso, regular que esa niña tenga a su padre y a su madre porque posiblemente los dos sean buenos padres.

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