EL SISTEMA SIEMPRE GANA

Me encanta soñar y he soñado mucho, dicen que es gratis y que aún muchos no hemos explotado esas posibilidades. Yo soy uno de ellos.

Me encanta soñar, sueño con un mundo mejor, más equitativo, no tan abusivo, sueño con una reforma de la ley electoral, sueño con una separación real de los poderes, con la democratización de los partidos políticos, con una participación más activa de la sociedad civil y por supuesto sueño que controlamos a los  que nos gobiernan.

Les agradezco a muchos contertulios, pensadores, humanistas, ideólogos, filósofos sus tremendas dosis de sueños compartidos. Pero, mis queridos amigos, el sistema está muy bien diseñado y trasladado a textos legales que hacen de nosotros unos esclavos de nuestra propia democracia y por supuesto sufridores de nuestras tragaderas.

Me encanta soñar, hasta que me despierto y veo un pozo sin fondo y sin regreso. No hay líderes auténticos, ni contundentes, ni carismáticos, solo ideólogos soñadores y tampoco hay  una sociedad igualmente contundente y que diga: ¡basta ya de una vez!
Sueño a menudo con un mundo mejor, es bueno soñar con nubes de colores, pero es muy malo vivir en ellas, a veces te desplomas y te caes al suelo de lo real y no nos engañemos, el sistema siempre gana, juega con cartas trucadas y con crupieres comprados.

El sistema es así, dejen de soñar, dejen de hacernos soñar, no hay regreso, ya se encargaron de que no lo hubiera. Ahora pasaremos al estado de latencia que también diseñaron para periodos de dificultad del sistema. ¿En qué consiste ese estado?, pues en bajar su metabolismo y cuando las condiciones sean favorables, volverán a retomar su ciclo vital. Esto le permite su preservación.

Me gusta soñar, pero mi pragmatismo y el sentido  racional hacen que me despierte rápidamente. 
No insistáis, el sistema es como es y a la sociedad civil le gusta ser y vivir esclava de alguien.
Conseguir cambiar así las cosas es más que imposible.
Me encanta soñar: ideo, pienso, tertuleo y filosofeo muy a menudo.