sábado, 26 de marzo de 2011

Un sinsentido.

Creo que algo empieza a cambiar  en la sociedad, o al menos a mi me lo parece. Hace unos días tuve una pequeña charla con un compañero  de trabajo sobre Ricardo Moreno, autor de dos libritos muy curiosos sobre el mundo de la educación (De la buena y la mala educación y El panfleto antipedagógico). Son dos libros muy valientes que algunos  calificarían de panfletos radicales y poco formales que nacen con objeto claro de atacar a la educación. Para mí es un análisis razonado y metódico, un  compendio sincero, claro y valiente de ideas sobre los males de nuestra educación que intenta hacer frente a las numerosas cosas “sinsentido “ que se lanzan  desde el poder establecido del mundo de la pedagogía y de nuestros gestores y políticos educativos.

Pues bien, ese compañero días después me comentó que tiene previsto hacer llegar un comunicado-manifiesto  a la Inspección educativa en Guadalajara con el fin de hacerles ver las prioridades que necesitan nuestra educación. Me pidió ayuda y  participar en ello. Aplaudo su iniciativa, pero tal vez debería empezar  por no prestarse a participar en las numerosas ideas insustanciales  que les proponen  y que causan tal sensación de impotencia y frustración. Eso le hace cómplice del sistema y participe del desaguisado. Al igual que los que están silentes y pasivos ante tales atropellos.

Hace tiempo que dejé de creer en las palabras y en las ideas; ya solo  creo en la actitud y en la conducta del ser humano, por eso necesito ver hechos, este hecho, si se realiza, parece ser interesante, por eso a demanda suya le  traslado el siguiente alegato "resumido" en 18 puntos:


Como os veo muy interesados, valientes  y dispuestos a poner encima de la mesa  la verdadera realidad de nuestra enseñanza  aquí os dejo  algunas ideas, opiniones y sugerencias que han de engordar vuestro manifiesto. Eso sí, sería interesante dar el salto de estas ideas a los hechos, llevamos ya demasiado tiempo diagnosticando al enfermo y la enfermedad está muy clara para todos, la cuestión es que hay que pasar de los pensamientos a la acción, y claro esto es harina de otro costal.

Para empezar, habría que dejar de prestarse a absolutamente todo y no conformarse con lo establecido, más aún si no estamos de acuerdo, o nos parece una canallada, habría que ser valientes y decir basta ya, habría que hacer frente con actitud y dejar de estar en silencio para evitar problemas. Habría que no dejarse ningunear haciendo frente de una manera real a las demasiadas cosas poco racionales que vivimos cada día en nuestra profesión.

 Por cierto; para hacer frente a estos  problemas reales provocados por instituciones muy envaradas, por sistemas de organización un poco arcaicos, por modelos educativos un tanto cuestionables, por incoherencias de los gestores, de padres y profesores en torno al arte de educar hay que partir de la verdadera realidad, con  sencillez,  con libertad, con  realidad, con sinceridad y espontaneidad,  sin tapujos, sin prejuicios ni condicionamientos, sin miedos.
El 33% de jóvenes en Castilla la Mancha no acaba la ESO. Hay que ponerse a trabajar en educación, dejarse de vender humo y no esconder la realidad. ¿Aún seguís dispuestos? Pues vamos a ello:


1.-Día tras día los maestros perdemos ilusión y ganas; creemos que apenas hay un mínimo sentido de la educación, que se ha perdido la verdadera esencia de la educación,  pensamos que perdemos más tiempo en pura burocracia en papeleo repetitivo en proyectos y planes inservibles en  reuniones  estériles, en tortuosas programaciones en repetitivos informes en interminables cuestionarios y en decorativos dosieres  que en preparar las clases.
 
2.-Nos sentimos que remamos contracorriente. Los padres cada vez más ocupados y preocupados inmersos en sus intereses nos dejan a sus hijos y se desvinculan de su educación.  Los alumnos que no quieren aprender están junto a los que si quieren aprender,  esto afecta considerablemente a la calidad de la enseñanza y máxime si el numero de los que NO aumenta considerablemente cada año en nuestras aulas. ¿Dónde queda la libertad de los alumnos que quieren aprender?¿Por qué ha de ser obligatorio tenerlos hasta los 16 años, a pesar de no querer hacer nada e impedir la correcta marcha de la clase?. Se perjudica a todos sin beneficiara a nadie, acentuándose las desigualdades que se pretenden paliar.

3.-La educación tiene que ser algo global; casa, calle, escuela, medios de comunicación etc, tienen en este momento muchas cosas que enseñar.  Es más que evidente que el modelo de autocontrol de los contenidos audiovisuales no ha funcionado. Habría que buscar otra fórmula de intervención para controlar las  demasiadas cosas poco racionales que se hacen en televisión y en especial, nuevos mecanismos para atender y cuidar el desarrollo físico, mental  y moral de los menores.  Tal vez hayan estado, o están muy desamparados, dejados y  desatendidos por los distintos canales televisivos. Habrá que  dejarse de eufemismos, de espacios protegidos y superprotegidos. ¿Quién vela por el menor? ¿Quién autorregula? ¿Quién regula?

4.-Una gran parte de lo que estamos aprendiendo y enseñando es irrelevante en cuanto a contenido. ¿Dónde está esa libertad para diseñar, reformar y decidir?.
Tal vez el nuevo documento para el debate sobre la autonomía de los centros docentes enviado por la Consejería de educación a todos los claustros solucione todo esto y consiga esa mayor eficacia de la que hablan.

 Muchos somos los que opinamos que el consenso, el dialogo y el entendimiento son buena formas de proceder en la vida. Siempre he admirado a esas personas que oyen, escuchan y en consecuencia toman decisiones teniendo en cuenta lo escuchado. No es el caso de nuestra Consejera, que escucha a todo el mundo y hace lo que quiere. Pongo en duda ese documento de debate y sobre todo la actitud de los que mandan.
Para corregir este desaguisado, mejorar la práctica docente, potenciar  el éxito escolar, aumentar la capacidad de autogobierno, ampliar la capacidad de decisión y acción, promover la autonomía pedagógica y curricular es necesario la revisión del sistema educativo en profundidad empezando por diseñar una nueva ley educativa que perdure en el tiempo y no se modifique con el poder reinante, es necesario un reestructuración del organigrama de Consejerías y Delegaciones, de sus unidades de programas, de sus centros de profesores de su Inspección y por supuesto dejar al lado las medidas partidistas, egoístamente personales y electoralistas.
Demasiadas ideas,  propuestas, palabras, planes, pensamientos, debates insustanciales. Ha llegado el momento de la actitud y de una actitud que perdure en el tiempo. ¿Realmente nuestros gestores quieren eso?

5.- Si queremos acercarnos a una buena calidad de enseñanza  habría que priorizar la política y la gestión educativa en  hacer clases  más pequeñas,  en pagar mejor a los maestros en vez de bajarles el sueldo,  en buscar  los porqués de los altos índices de repetición para intentar bajar esos porcentajes,   en mejorar la disciplina,  en potenciar el modelo de esfuerzo en  cuidar más a los alumnos destacados, en formar, cualificar, innovar y actualizar mejor al profesorado.

6.-El modelo de dirección que inunda nuestros colegios e institutos es un modelo  exclusivamente administrativo y saturado de burocracia. El equipo directivo se dedica casi en exclusividad a informarnos de las leyes, a aplicarlas y a velar por su cumplimiento. Casi la totalidad de su jornada laboral se dedican a pinchar en los tablones de anuncios estas normas y reglamentos y cuando no hacen esto cubren su resto de horario  frente al ordenador, copiando y pegando esos grandes documentos burocráticos, carentes de toda funcionalidad que tienen el deber inexcusable de presentar a la Inspección educativa.
¿Para cuándo un salto de los papeles a las ideas y de aquí a los hechos? Ya no creemos en la palabra, nos cansa el papel, necesitamos actitudes, hechos, cosas, conductas. No existe un modelo de liderazgo educativo, de gestor activo de ideas educativas, de animador de proyectos, de  ideólogo de propuestas. La educación necesita de directores diferentes a los que hemos tenido hasta ahora.
Es necesario la revisión del sistema de selección y formación de directores que hasta ahora y si no cambia han sido puestos a dedo o manipulada su selección en innumerables casos desde la inspección.
7.-La administración educativa  y nuestros gestores-políticos educativos están empeñados en colocarse la dichosita medalla digital y dar uso a sus flamantes ordenadores, pero la realidad es que la mayoría de esos ordenadores están parados, carecen de funcionalidad y no se utilizan. Todo son intereses electoralistas y partidistas que suponen un derroche tremendo. Esto no es digitalizar las aulas. La mayoría de docentes estamos muy descontentos con la gestión educativa en Castilla la Mancha y con sus maravillosos datos estadísticos publicitados en radio, prensa escrita y televisión (evidentemente pagados por todos nosotros); es decir con los 17.500 ordenadores a alumnos de 5º de Primaria valorados en 7.862.000 euros, los 28.500 ordenadores a docentes valorados en 20 millones de euros.

8.-La realidad de los 195 centros bilingües de la comunidad es otra bien diferente a la que nos venden. Estos centros no consiguen de una forma real y sincera el uso de una lengua extranjera  como lengua vehicular en diferentes áreas o materias. Ni los docentes están preparados para ello ni el sistema ofrece una verdadera plataforma para ello. ¿Acaso pensáis que nuestros alumnos terminan sus etapas educativas con un nivel medio de inglés o francés?

9.- La atención a la diversidad. Todo es fachada. No se atiende a la diversidad de alumnos que podemos encontrar en las aulas. Ni hay medios ni se organizan bien los que hay. ¿Dónde ha quedado la incorporación del segundo PT a los centros educativos? Ellos tienen la clave de una verdadera calidad de la atención a la diversidad, aquí es donde hay que poner el dinero y no malgastarlo en otros asuntos, aquí y en hacer un buen programa de apoyos y refuerzos consecuente con las necesidades reales del centro y no con intereses personales o amistades profesionales. Es decir más profesorado especialista en pedagogía terapéutica y en audición y lenguaje.

10.-El programa de gratuidad de libros supone un despilfarro tremendo. Tal vez tendríamos que cuestionar estas medidas partidistas y políticas y replantear el asunto en aras de una buena gestión de la educación. Tal vez tendríamos que pensar  otro uso para  los 16,5 millones de euros del tan cuestionado, criticado y populista préstamo-reutilización de libros.

11.- La formación del profesorado es muy mala. Habría que hacer una formación real, hecha por profesionales de calidad y no ese sinfín de seminarios y cursos  que inundan nuestros centros educativos, cuyo  único objetivo es buscar una ocupación en las horas de obligada permanencia  y de paso acreditar esas horas para los trienios. ¿Dónde queda la verdadera esencia de la formación, innovación y aprendizaje?. Es más en numerosas ocasiones, el “dudoso” ponente y gestor-responsable del curso es el propio compañero que acredita la asistencia sin ningún tipo de remordimiento profesional, primando la amistad personal. ¿Esta cualificado este ponente?¿Es idónea su responsabilidad?. Demasiada oferta inservible y para otro uso diferente a la adquisición de nuevos conocimientos o innovación.
¿Los programas de formación que se desarrollan en los propios centros consiguen realmente innovarnos o actualizarnos?¿Consiguen mejorar nuestra práctica personal y profesional docente?

12.- Las pruebas de diagnóstico provocan un despilfarro de medios y recursos tremendo: equipos directivos, equipo de inspección y profesorado pendiente de la prueba durante un mes, y parece que no hay ojos para otras cosas. La enfermedad la conocemos a la perfección a través de las evaluaciones (¡aterrador fracaso escolar!), lo que hay que hacer es poner el remedio. Os recuerdo: de los pensamientos a los hechos, de las palabras a la acción. Todos nos quejamos de su inutilidad pero participamos del desaguisado.

13.- Tendríamos que reflexionar mucho sobre los  programas Comenius, y un sinfín de costosos programas “vanguardistas e innovadores”, gestionados por un numerosísimo grupo de  responsables, coordinadores, jefes de sección, asesores de  interminables unidades de programas y centros de profesores. Menudo derroche de medios.

14.- Los planes de mejora no mejoran la calidad de la enseñanza, más bien la cosa va a peor, solo tenéis que comparar datos y ver expedientes de alumnos. Estos planes de mejora consisten en muchos casos en 2 ó 3 excursiones conjuntas  de los alumnos de 6º de primaria y 1º de la ESO. Se olvida la verdadera esencia de esos planes: mejorar la calidad y minimizar los riesgos de abandono. Ni tan siquiera se hace una evaluación a tiempo casi real para ver su marcha y retroalimentar su aplicación con esta información. Se ha derrochado y se derrocha muchos recursos humanos y materiales. Y lo curioso del asunto es que todo queda tapado con un maravilloso powert point en las exposiciones y encuentros provinciales de planes de mejora. Tan solo hay que cotejar datos y ver que nada mejora, más bien empeora, entonces, ¿no habría que preguntarse sobre la realidad de estos planes de mejora? Y mejorar, y hacer efectivos estos planes.

15.- La escuela ha de ser un crisol de civilizaciones y de religiones, un espacio multicultural y tiene que valorar positivamente y potenciar cualquier idea, simbología, creencia y  actitud cargada de valores culturales, éticos y morales, venga de la religión que venga.
Los planes educativos deberían incluir la enseñanza de las religiones para no dar lugar a discriminación y no me refiero solo a la católica que ya existe sino a las que demande el alumnado. Además, si realmente queremos darles la importancia que tienen, tendríamos que hacer que estas enseñanzas se diesen en condiciones iguales que el resto de disciplinas fundamentales (Áreas) y también a su alternativa (la antigua Ética), consistente actualmente en un pasar el rato, no hay ni un currículo para ella. Esto si sería un verdadera educación de las religiones y no el atropello que hay ahora en las aulas. Este es el gran reto de la educación y la religión si se quieren hacer las cosas bien. Si no, tal vez lo mejor sería dejar la religión dentro del ámbito  privado de cada persona y alejarlo de la escuela, buscando  otros lugares para esta educación religiosa.

16.-Hasta ahora, el 70% de los profesores de Primaria y el 50% del los docentes en general se prejubilaba voluntariamente a los 60 años con el cien por cien del sueldo después de 30 años de servicio. Es lo que se conoce como «jubilación LOE». Pero la opción se acaba el 31 de agosto de este año y la alternativa que ha ofrecido el Gobierno a los sindicatos del sector de la enseñanza no convence. Y no es extraño teniendo en cuenta que lo que pretende el Ejecutivo es acabar con la  jubilación anticipada de los docentes a los 60 años.
Lo que propone ahora es que la gran mayoría de los profesores se jubilen forzosamente a los 67 años de manera que con 37 años de servicio cobrarían el cien por cien del sueldo, una medida que afectaría a todos los funcionarios del régimen de clases pasivas del Estado (cerca de un millón, la mitad de los cuales son docentes). ¿Es bueno para la calidad de la Enseñanza obligar a dar clase a los profesores hasta los 67 años?

17.- Otro asunto que determina  e influye en la educación son las relaciones laborales y la amistad en los centros educativos de trabajo. Respecto a este tema siempre he pensado que en los trabajos nos guiamos por la amistad con nuestros compañeros, confundiendo confianza laboral con amistad, mezclando en muchos casos vida privada y trabajo. En muchas ocasiones las decisiones laborales vienen determinadas por si nos cae bien o no la persona que tenemos al lado y de esta forma tenemos una respuesta u otra, asignamos un proyecto o no, favorecemos su trabajo o no, tenemos más detalles o no, ensalzamos lo que hace o lo tiramos por tierra.
Hay que establecer una clara diferencia entre lo profesional y lo personal, claro, esto no quita que se den relaciones de confianza profesionales y que indefectiblemente aparezcan destellos en el trabajo, de nuestra vida personal, de nuestras emociones, de nuestro estado de ánimo, de nuestros problemas,  de nuestras alegrías, de nuestra vida privada.

18.- El modelo de inspección está demasiado burocratizado,  y muy alejado de la realidad de las aulas. Reina el control frente a la ayuda y el asesoramiento. No conocen al profesorado de los centros, únicamente se relacionan con el director o el jefe de estudios.  Prima lo burócrata frente a lo pedagógico. Es un cuerpo administrativo muy endogámico, una casta vamos.
La acción inspectora necesita modernizarse y salir de sus alejados y maravillosos despachos para entrar en las aulas y conocer la realidad. Han de dejar los documentos administrativos, sus estudios e investigaciones, sus evaluaciones de diagnóstico, sus estadísticas y resultados escolares para pasearse por las aulas y por las salas de profesores. De esta forma conocerán, supervisarán y actuarán contribuyendo a la calidad de la enseñanza de una forma sincera.

Espero que os sea de alguna utilidad mi valoración hecha desde la más sinceridad absoluta, desde la investigación rigurosa  del día a día en las aulas y desde el análisis crítico y sobre todo funcional; lejos de cualquier otro interés.

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