martes, 6 de diciembre de 2011

NO.

Si de algo me siento orgulloso, es de saber decir que NO cuando llega el momento. Diciembre es un mes en el que tengo que decir NO muy a menudo.

Hoy me invitaban a un acto para homenajear a la constitución y reivindicar así el espíritu de la carta magna. Pretenden convencernos que de esta manera trasmitiremos a las generaciones futuras el esfuerzo, consenso e igualdad que nos hace falta. Dije No. A estos actos solo asisten los que tiene compromisos adquiridos o intereses muy personales: autoridades, diputados, alcaldes, concejales, amigos, familia y clientes serviles.

Por mucho que intenten decirnos que es una fiesta de todos y para todos, la realidad es que es solo de ellos y para ellos. Para celebrar algo, hay que sentirse orgulloso de ello y yo no me siento especialmente satisfecho de esta herramienta magna, ni de los que dicen defenderla a capa y espada. Hoy festejan lo que violan cada dia. Hoy reivindican con palabras, lo que olvidan a diario con su actitud: libertad, igualdad y justicia. El espíritu de la constitución no reside ahí.
Diciembre es sinónimo de celebraciones, de compromisos, de gasto, de cenas. Tal vez lo mejor sea, decir sencillamente NO.

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