Conocía que la música, como los jeroglíficos y las esculturas realistas se desarrollaron desde el principio de la civilización egipcia. Pero ignoraba que los egipcios inventaran un sistema para escribirla. Se trata de un sistema de anotación musical antiquísimo. Y ¿qué música escuchaban? ¿Hay vestigios de ello? ¿Hay partituras? ¿Se han encontrado instrumentos en las pirámides del valle del Nilo?
Se sabe que lloraban, bailaban, se enamoraban, se divertían, disfrutaban con la música. No hay partitura como tal, pero hay escenas pintadas y esculpidas que muestran a un director de orquesta y a músicos tocando flautas, campanillas, laudes etc. Había bandas musicales, de hombres como de mujeres, o mixtos. Los músicos gozaban de un estatus muy respetable en la sociedad de la época faraónica. No cabe la menor duda de que los antiguos egipcios eran amantes de la música.
Salvador Ángel Díaz es uno de estos faraones de la música del siglo XXI. Es profesor de música en el IES Liceo Caracense de Guadalajara. Es de Caudete, su nombre de “guerra” es “el faraón”; tal vez hace muchos años, formara parte de una de esas dinastías reinantes del antiguo Egipto y hoy, reencarnado en “profe de música", quiera mostrarnos que la música ha de formar parte de nuestra vida, de nuestra cultura.
Salvador ha conseguido enseñar música a sus alumnos, haciendo música. Ha usado la canción y “la banda” como manera y herramienta de asimilar contenidos musicales de una forma fácil, lúdica, divertida y permanente. Menuda experiencia poder tocar la batería, la guitarra eléctrica, el bajo y cantar las canciones de Metálica, Melendi, Dani Martín, Hombres G, Ramones, Manolo Escobar etc con un micrófono de verdad y con un equipo de última generación; que por cierto, pertenece a Salvador y corrió el riesgo de ser “sustraído” días antes del “conciertazo”.
Gracias por el entusiasmo que pones, por no darte por vencido, por mostrar el lado práctico, creativo y divertido de la educación musical. Creo que necesitamos muchos “faraones” en esto de la educación. Es hora de romper con ese modelo de enseñanza, tan uniforme y poco creativo en el que nos educamos. ¿Premiará o remunerará de alguna forma la administración el trabajo y la dedicación de este profesor? Me temo que el sistema es el que es y Salvador seguirá teniendo lo mismo a pesar de su esfuerzo y excelencia profesional. ¿Dónde queda todo lo que da y pone Salvador? ¿Qué injusto no? El sistema no premia el esfuerzo, el trabajo y la profesionalidad ¿Y qué premia? ¿Y a quién premia entonces? Salvador, para mí, “tú sí que vales”.
La marea verde debería de aprender de este docente, debería saber que es momento de optimizar recursos, de poner de nuestra parte, de ahorrar, de ser austero, de gestionar con raciocinio, de ser responsables, de hacer más con menos, de esforzarse, de sacrificarse. Flaco favor hacen a la educación y a la sociedad...
CONOCE AL FARAÓN EN YOUTUBE: http://www.youtube.com/watch?v=Sd36_OFXQ_c
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