Hay personas, que desde la sombra, con valentía, con riesgo, mucho riesgo, día a día, noche a noche, luchan por proteger, cuidar y conservar nuestra naturaleza. Ellos, nos abren los ojos sobre la necesidad de hacerlo y los riesgos de no hacerlo; nos enseñan el modo y manera de hacerlo correctamente; nos invitan y nos muestran como llevarlo a cabo; tanto desde nuestra cotidianeidad, en nuestra casa, en nuestra ciudad, en nuestro pueblo, como en empresas más difíciles y lejanas a nosotros.¡Cuánto les debemos a estos guardianes de la naturaleza! Para mí son superhéroes. Te involucran tanto en lo que hacen que acabas sintiendo como ellos. Nos muestran el lado mágico de la naturaleza y lo hacen de una forma tan entretenida, curiosa y original que uno acaba queriendo y respetando aún más a la “madre tierra”.
Ángel M. Sánchez es uno de ellos. Él, cada día, nos recuerda, nos traslada, la idea de ese mensaje indio de “que la Tierra no es una herencia de nuestros padres, sino un préstamo de nuestros hijos”. Yo tuve la fortuna de disfrutar de él como compañero de clase en la facultad de Ciencias Biológicas, en Alcalá.
Ahora se dedica a fotografiar nuestra Naturaleza, a saber de ella, para entenderla mejor, para explicarla y de esta forma protegerla mejor. Hoy quiere compartir con nosotros una salida de rastreo y observación del lobo a la sierra de la culebra en Villar de ciervos, en Zamora. Animaos, os aseguro que no os arrepentiréis de la actividad y del guía.
Me sorprende -ya les dije en una ocasión y perdón por la repetición- que el lobo vuelve a estar amenazado. Pareciese que las trayectorias del hombre y el lobo estuviesen condenadas a cruzarse en el tiempo, y en mi opinión, de forma desdichada para el canido. La tragedia del lobo es el hombre y le persigue a lo largo de la historia.
Hoy, tristemente vuelven a encontrarse, vuelven a chocar sus intereses. Y el hombre ya sabemos cómo las gasta en estos asuntos. En fin, que no quiero ser cansino con el tema, pero es que cuando pienso en él, me viene a la cabeza aquella máxima que decía que “el modo de valorar el grado de educación de un pueblo y de un hombre es la forma como tratan los animales”.
Hay otro superhéroe -del que ya les he hablado en alguna ocasión- Luismi Domínguez. He de confesarles que admiro y aprecio mucho a este naturalista y no solo por su gran talento a la hora de hacer grandes documentales y valientes programas divulgativos de Naturaleza, con pocos recursos; sino por su envidiable y creativo sentido del humor, eso sí, combinado con una pizca de acidez, sarcasmo y aspecto crítico. Hoy nos decía que el sistema está podrido y que no hay mucho más injerto que hacer. Que hay que arrancar de raíz y volver a plantar. Que hace falta tierra nueva y agua fresca. ¡Qué razón lleva!
Nos proponía también, un acto simbólico en apoyo al lobo, a través de un canal que ha abierto en You Tube, en el que nos invita a grabar un video aullando como un lobo. El asunto es denunciar su caza indiscriminada, reivindicar su presencia en los montes españoles y proteger la relación de este animal con el hombre. El lema de la propuesta es “Aullemos juntos por el lobo ibérico”. Puedes dejar tu video-aullido en aullaporellobo@gmail.com o entra en www.youtube.com/user/aullaporellobo.
Quiero terminar esta columna contándoos, que a la vez que estoy tecleando estas letras estoy viendo, bueno escuchando, “El gran debate de tele 5”. Os confieso también que no suelo verlo, perdió interés para mí cuando aún era la Noria.
Hoy Mario Conde conectaba con el programa para anunciar su paso a la política. Reconozco que este personaje de la historia de España siempre me causó especial curiosidad. Creo que es uno de los más emblemáticos de los últimos tiempos o por lo menos, uno de los más admirados, odiados y envidiados por los españoles.
He leído sus libros, escuchado sus conferencias, compartido opiniones y amistades. He indagado en el personaje, en sus ideas, en sus convicciones. He intentado conocer la verdad de la historia de sus hechos y os confieso que admiro su valentía y tesón por defender sus ideas y convicciones.
Creo que...
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