sábado, 29 de junio de 2013

LOS AUTÉNTICOS

ARTÍCULO 236

Tengo la costumbre de guardar  en una caja, pequeños y singulares objetos y cosas que llegaron a mi vida de forma curiosa. Estas cosas son de lo más variopintas, pero todas tienen algo en común…son un trocito de algún momento, personaje o situación …de esos que nos regala la vida y que nos moldea y forja en lo que somos.

Uno de esos “recuerdos-regalos” … por uno de esos personajes que llegan a ella…en uno de esos momentos principales de mi vida…es una …

…Bueno, mejor os lo cuento, después de acercaos la mejor pregunta de la semana:

¿Qué libro recuerdas, que te leíste de un tirón, en una tarde de calor veraniego?

…Ese objeto es una pequeña hoja de cuaderno -ya amarilla del paso de los años- doblada dos veces, que contiene un precioso cuento, que hoy quiero compartir con ustedes… Está muy relacionado con esto de recuperar lo perdido, la felicidad y la vida… Me gusta hablar de ser feliz, creo-como les dije en una ocasión, hablándoles de secretos de felicidad- que la mitad de ella reside en hablar de ella y la otra mitad en soñar con ella...¿Pero donde se halla realmente?


…“Cuenta la leyenda que los dioses se enfadaron y escondieron la felicidad para que el hombre nunca la pudiera encontrar. Se reunieron entonces para decidir dónde esconderla. El dios de la montaña dijo que la escondería en la montaña más alta, allí nunca llegaría. Pero el hombre llegó. Entonces dijo el dios del mar: la esconderemos en la sima más profunda, allí sí que no llegará el hombre; pero se equivocó, el hombre llegó. Así pasaron todos los dioses, hasta que un dios muy anciano dijo: yo sé el único sitio donde el hombre no buscará la felicidad. Todos quedaron asombrados y le preguntaron: “¿Cuál es ese sitio?”. Él respondió: “El único sitio donde el hombre no buscará la felicidad será en su propio corazón”. Desde entonces, la felicidad se encuentra escondida en el corazón de cada hombre y muchos no la han encontrado”.

Prometí a esa persona que me regaló este trocito de su corazón, que hablaría de su leyenda y que soñaría con ella. Prometí también contarla y compartirla. Hoy cumplo mi deuda. 
Al fin y al cabo, mi querido amigo y su leyenda llevaban razón… Tienen que prometerme que nunca dejarán de intentar buscar su felicidad.

Hace ya unos veranos,  llegó a mis manos un librito titulado: Las voces del desierto, se trata de un viaje casi místico, una norteamericana de nuestros días, nos cuenta su aventura física y espiritual, en medio de una tribu que subsiste “con las manos vacías” en un paraje perdido del desierto australiano, donde no cuentan las posesiones, sino una maravillosa y simple filosofía de la vida que nos permitirá comprender por qué en estos tiempos y con tantos bienes materiales a nuestro alcance, en muchas ocasiones nos sentimos inquietos e insatisfechos.

Creo que la tribu de “los auténticos” es una muestra de sabiduría… A ellos no les preocupa tener más, no les preocupa el poder, no les preocupa ser más; les preocupa la esencia de las cosas, su autentico ser.
Ese libro habla de que “no es libre el que tiene mucho, sino el que necesita poco” y los auténticos tienen mucho que ofrecer. No tienen propiedades particulares. Viven en contacto directo con la naturaleza de una forma más sincera, más espiritual, con más fuerza… Son un pueblo muy libre.

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